LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE ‘EL RASO’
En la margen izquierda de la garganta de Alardos, desde las cumbres de Gredos hasta el río Tiétar, se concentran una serie de yacimientos que son huella de la actividad humana desde, al menos, el tercer milenio antes de Cristo.
En ese escalón de 2300 metros de desnivel, que discurre entre la cumbre del Almanzor y la desembocadura de Alardos en el río Tiétar, se ha desarrollado la vida de nuestros antepasados, en un espacio orientado al mediodía y protegido de los fríos vientos del norte, con agua abundante, y en donde los diferentes pisos botánicos han permitido todas clase de actividades a sus moradores, desde la ganadería a la agricultura, desde la recolección de frutas y bayas a los aprovechamientos forestales.
Así se entiende la cantidad de restos arqueológicos que hoy se empeña el ayuntamiento de Candeleda en hacer accesibles para la visita. Las pinturas rupestres de Peña Escrita, el castro del Prao de la Carrera, el poblado abierto del Castañar, la necrópolis de Las Guijas, el castro de El Raso y el castro del Castrejón, el santuario vettón de Vaelico, cristianizado en época visigoda con la advocación de San Juan y cuyas ritualidades perduran…todo ello compendiado en el Museo Arqueológico de El Raso.
Y, por si fuera poco, yacimientos arqueológicos enclavados en el piedemonte de Gredos, en unos paisajes de extraordinaria belleza que nos permitirán combinar el conocimiento de la historia con el disfrute de la naturaleza.
(*) En estos momentos el Ayuntamiento de Candeleda sigue con las excavaciones y reconstrucción en el Castro para seguir ampliando la zona de visita.
PEÑA ESCRITA
Antes de la escritura, la comunicación de las ideas se hizo mediante signos gráficos que eran entendidos por los grupos que habitaban en un amplio territorio. Abrigos rocosos, cuevas y peñas significativas fueron los lugares elegidos: este abrigo fue uno de ellos.
Estas pinturas estilísticamente corresponden al llamado Arte Esquemático, desarrollado entre el Neolítico y la Edad del Bronce (4000-1000 a.C.), y para realizarlas se usó ocre (mineral de hierro), mezclado con otras sustancias.
Es muy probable que las distintas figuras correspondan a momentos diversos, incluso muy distantes entre sí, y por ello su mensaje en cada tiempo fuera diferente.
Aunque citado el topónimo ya en documentos del siglo XVI, y dadas a conocer por el raseño Fulgencio Serrano en 1934, no fueron descubiertas para la ciencia hasta 1986.
EL PRAO DE LA CARRERA
Este castro fortificado de la Edad del Bronce testimonia, hacia el año 2300 a.C., la presencia de los primeros pobladores indígenas de Gredos.
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Tras las excavaciones realizadas se hallaron restos de cabañas construidas con postes de madera, restos de cerámica realizada a mano, entre ellos, fragmentos de ollas, cuencos, cerámica de almacenaje, algunos de ellos decorados con motivos incisos. Otro elemento importante de esta excavación fue la delimitación de la primera muralla defensiva del castro de 3,5 metros de anchura y al menos 200 metros de longitud.
EL CASTRO DE EL RASO
Está considerado como uno de los yacimientos vettones más notables del centro peninsular y, sucesivas campañas de excavación arqueológicas, han puesto al descubierto parte de sus viviendas, con posterioridad consolidadas y, en algún caso, reconstruidas.
También destaca por su potente sistema defensivo –murallas, torres, fosos…- que circundan sus más de veinte hectáreas en un perímetro cercano a los dos mil metros, que se encuentran en proceso de rehabilitación.
Levantan los vettones este castro tras la devastadora incursión de Aníbal por estas tierras, siendo habitado entre los siglos III y I a. C. por una población que superaba las dos mil personas. En tiempos de César, los romanos obligarán a sus habitantes a abandonarlo.
En el castro se realizan visitas guiadas que sirven para entender mejor el yacimiento y situar el momento histórico en el que los vettones viven en él. También se puede realizar la visita libremente, siguiendo un conjunto de señales renovadas que permiten una aproximación a la realidad histórica y cultural del poblado.
LA MAJADA DE BRAGUILLAS (sitio etnográfico)
La majada de Braguillas constituye un testimonio ilustrativo de la dureza de la vida tradicional de los cabreros en la cara sur de Gredos, instalados en majadas,subsistiendo con la producción del huerto y con la matanza anual del cerdo, y obteniendo liquidez mediante la venta del queso de cabra y de los cabritos.
Este modo tradicional de pastoreo ha subsistido invariable desde tiempo inmemorial hasta hace apenas tres décadas. Solo un grupo reducido de cabreros los que vivenhoy en la sierra, por donde abundan las ruinas de las majadas que un día tuvieron actividad y hoy están convertidas ya en restos arqueológicos.
Ésta, del Collao de Braguillas, lo era hasta que fue restaurada en 2007 para mostrar esta actividad y sus construcciones nos recuerdan las que disfrutaron los vetones hace más de 2000 años.
EL MUSEO ARQUEOLÓGICO MUNICIPAL
Con piezas originales procedentes de las excavaciones del rico patrimonio arqueológico de la zona, el Museo Arqueológico Municipal de El Raso, integrado en la Red de Museos de Castilla y León, te lleva de la mano por un recorrido visual desde la Edad del Bronce hasta la cristianización del santuario vettón de Postoloboso, mediante el conocimiento de dos castros, pinturas rupestres, una necrópolis y un santuario, puestos a la luz por el trabajo impagable de los arqueólogos.